‘Honeste vivere, neminem laedere, suum cuique tribuere’ Vivir honestamente, no dañar a otro, dar a cada uno lo suyo
En las últimas semanas hemos tenido una gran cantidad de visitas y mensajes o consultas de parte de estudiantes de derecho, tanto a nivel internacional (México, Colombia, Perú, EEUU, Guatemala, España y Argentina), así como a nivel nacional (principalmente de las provincias de Pichincha, Guayas, Chimborazo, Azuay, Manabí y El Oro).
En vista de esto hemos decidido realizar el presente post con una serie de CONSEJOS PARA ESTUDIANTES DE DERECHO, sistematizados en base a nuestra praxis laboral y social.
Está dirigido a estudiantes de pregrado, postgrado y colegas en ejercicio profesional, pues incluso los abogados y doctores debemos seguir estudiando, aprendiendo, actualizando conocimientos y habilidades.
1) Bases filosóficas de la abogacía
Lo primero que debemos tener en cuenta es el fundamento o base filosófica sobre la cual asentar nuestro estudio y desarrollo profesional. La abogacía no es, en modo alguno, una carrera técnica como erróneamente lo plantean incluso algunas autoridades (en los procesos judiciales la denominan ‘defensa técnica’… ¿?).
El abogado no es un mero redactor de demandas y minutas, o lector de códigos y sentencias, debe ser ante todo un líder social, científico, artista del derecho, filósofo, conocedor de psicología, economía, historia, política y sociología, además de las nuevas tecnologías de las información y comunicación; sólo con un conocimiento amplio de la vida y la sociedad, los abogados podemos ejercer correctamente nuestra profesión.
Al respecto sugiero basarse en tres herramientas de orientación filosófica:
a) EL DECÁLOGO DEL ABOGADO de Eduardo Couture, que es nuestro código deontológico profesional
b) El DICCIONARIO JURÍDICO ELEMENTAL de Guillermo Cabanellas (padre e hijo), que es una herramienta lingüística y etimológica muy importante para los abogados
c) EL LEMA DE LA JUSTICIA: ‘a cada persona lo que le corresponda’, y ‘de cada quien según sus capacidades, a cada quien según sus necesidades’.
2) Aprender figuras e instituciones jurídicas, no memorismo legal
Las leyes en general, ya se trate de la constitución, códigos civiles, penales, etc., van cambiando según la evolución de la sociedad y los intereses del gobierno de turno; por ende, no tiene ningún sentido aprenderse de memoria los artículos, mucho menos recitarlos.
Es más importante e inteligente aprender las figuras, principios e instituciones jurídicas principales de las cuales se derivan todas las demás normas del derecho.
3) Leer, escribir, disertar, comparecer
La abogacía es una carrera donde la base de nuestro ejercicio profesional (y por lo que cobramos) es por realizar cuatro cosas básicamente:
-LEER: conocimiento del ordenamiento jurídico, doctrina, jurisprudencia, para saber cómo resolver casos prácticos
-ESCRIBIR: capacidad de redacción clara, precisa, fundamentada, con lógica jurídica para la prosecución de causas
-DISERTAR: capacidad de expresión oral en tribunales, fiscalía, notarías y otras dependencias en defensa de los intereses de nuestros patrocinados
-COMPARECER: acudir a instituciones públicas y/o privadas para dar el seguimiento de procesos y trámites
Por ende, les sugiero que se dediquen de lleno a leer, escribir y aprender a disertar / comparecer.
4) La presencia
La presencia de una persona dice mucho de sí misma. Y no, no hablamos de ser superficiales o vanidosos, pero en la vida social diaria y mucho más en la praxis profesional “como te ven te tratan”.
Puedes ser el mejor abogado (a), la persona más sabia de tu ciudad, a que, si vas mal vestido, sin una correcta higiene, etc., serás descartado en el acto, ni siquiera te tomarán en cuenta o si lo hacen igual tus palabras tendrán poco valor.
Por lo tanto, sea cual sea el estilo y filosofía de vida en las cuales te muevas, siempre trata de andar limpio, bien vestido (acorde a la ocasión) y con un lenguaje corporal adecuado.
5) Cobrar honorarios
Los abogados generalmente no cobramos un sueldo, sino que vivimos de nuestros honorarios, de nuestro intelecto. Cuando no cobramos por nuestro trabajo o lo hacemos muy abajo, estamos devaluando la profesión, y no solo nos afecta personalmente, sino que su efecto se genera en masa, con el tiempo la abogacía se devalúa en general y nos afecta a todos los colegas de una u otra manera.
Debemos aprender a cobrar los honorarios, es nuestro derecho, nuestro trabajo. Hay que diferenciar el trabajo ‘gratis’ con la obra social, son dos cosas totalmente distintas.
En el trabajo gratuito uno se perjudica (el abogado) y otro se beneficia (el cliente), es una relación injusta y que daña la profesión. En cambio, en la obra social: uno o más abogados aportan sus conocimientos para el beneficio de una persona o comunidad porque así lo han decidido, ya sea porque les va tan bien que deciden obsequiar un poco de sí mismos para la sociedad, ya sea por un tema de reconocimiento académico y social, o incluso como una estrategia de marketing, o un poco de todas las anteriores juntas.
Pero en todo caso, vemos que trabajar ‘gratis’ y hacer obra social son dos cosas totalmente distintas. Yo jamás he trabajado ni trabajaré gratis, lo que sí realizo es obra social como, por ejemplo, esta página web pública y de libre acceso donde tengo más de 250 ensayos (con conocimientos de utilidad práctica) sobre derecho general, constitucional, civil, notarial, inquilinato, laboral, penal, etc.
6) Manejo del tiempo
El tiempo es el recurso más importante y a la vez limitado que tiene toda persona; es superior al dinero u oro, pues los bienes materiales van y vienen, en cambio el tiempo solo se va y nunca regresa, es por tanto unidireccional.
Para los abogados el tiempo es aún más preciado, pues dedicarse de lleno a la profesión exige largas horas de estudio, análisis, escritura, etc., por ende, debemos aprender a gestionar el tiempo con sabiduría y estrategia, buscando apalancamientos y sistemas digitalizados/automatizados en todo lo que nos sea posible.
7) Utilización de las TIC’s
El derecho -como las demás ciencias sociales- avanza conforme la sociedad cambia y evoluciona. En este sentido surge el derecho informático como una respuesta en el ámbito legal al nacimiento y desarrollo de las nuevas tecnologías, particularmente cuando éstas se masifican a partir del siglo XXI.
Para los abogados, así como jueces, fiscales, e incluso la sociedad en general es importante conocer los aspectos principales del derecho informático, pues el Internet, las redes sociales y demás aplicaciones telemáticas constituyen gran parte de los negocios y relaciones cotidianas en la actualidad.
Además, aprender a utilizar las TIC’s para promocionar nuestra marca personal, ofertar servicios y prospectar clientes.
*********************************************************************************
Finalmente, para quienes deseen conocer más a fondo sobre aspectos académicos y prácticos del derecho ecuatoriano, les dejo los enlaces donde podrán encontrar material de calidad y de libre acceso.
Libro Jurídico: Preguntas y respuestas jurídicas de casos prácticos y cotidianos
Página web: Cátedra Jurídica Ecuador
Abg. Nicolás Gualle
ASESOR JURÍDICO
DOCENTE DE DERECHO GENERAL
Whatsapp: 0998725157
Email: nicoegaabogacia@gmail.com